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sábado, 16 de julio de 2011

Lo asombroso

Lo asombroso es y debe ser lo cotidiano, porque cuando esa cotidianeidad sea vulgar, predecible y aburrida, entonces, apaga y vámonos. Hace poco, muy poco, leí que esta virtud o esa pasión por no parar de asombrarnos, es propia de los filósof@s y de los niñ@s. Cierto es que ya no pertenezco al segundo grupo, pero sí que me acerco al primero, ya que tengo un papel que dice que he estudiado algo relacionado con el amor a la sabiduría, pero sobre todo porque mi capacidad de asombro no descansa, no disminuye, es más, crece y crece, y espero que así siga siendo por el resto de mis días.

Lo asombroso es esa peonza que gira y gira, lo asombroso es el ruido del silencio, lo asombroso es el acorde que encaja en ese momento de la canción y no en otro, y lo asombroso es poder escribir algo que seguramente nadie más habrá escrito, en ningún otro sitio, en ningún otro momento. ¿Habéis pensado, alguna vez, donde coño realmente estamos? Si lo pensáis y la cabeza os da un vuelco, entonces bienvenidos a mi mundo.

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