Si me encojo de hombros podría parecer que no entiendo lo que está
pasando, o también podría parecer que no me quiero involucrar en lo que
está ocurriendo, o también (lo más probable en mi caso), podría parecer
que me duele y molesta mi hombro, y por eso me encojo y mi postura no es
la ideal.
Si no entiendo lo que pasa es debido, seguramente, a que mi intelecto no llega a comprender lo que tengo alrededor, o a lo mejor que no quiero entenderlo. Y por eso no me quiero involucrar, a veces prefiero observar y luego callar. La última opción es la de mi hombro, que me molesta y me duele, lo cual es un fastidio. Sin duda (y con ella) me quedo con la 1ª opción. Es la que me da más juego filosófico y mental. Los límites nos los imponemos nosotros mismos, amén de los límites físicos no obviables, ¡claro!
Si no entiendo lo que pasa es debido, seguramente, a que mi intelecto no llega a comprender lo que tengo alrededor, o a lo mejor que no quiero entenderlo. Y por eso no me quiero involucrar, a veces prefiero observar y luego callar. La última opción es la de mi hombro, que me molesta y me duele, lo cual es un fastidio. Sin duda (y con ella) me quedo con la 1ª opción. Es la que me da más juego filosófico y mental. Los límites nos los imponemos nosotros mismos, amén de los límites físicos no obviables, ¡claro!
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