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lunes, 20 de febrero de 2012

The love we share..


Lo peor es que todo pasa, y la única forma de retenerlo es mediante el esfuerzo mental, que a veces casi se convierte en obsesión. Y quizás lo mejor será ni siquiera pensarlo y dejar que todo ocurra tal cual, sin trabas psicoanalizantes, y así, quizás sólo así, este dolor, convertido ya en sedentario, se diluirá en el tiempo y el espacio, por fin!

El sábado pasado lo disfrute porque de un modo u otro te acaba atrapando en su sutileza, y como ya sabemos: no hay nada más que las cosas pequeñas de la vida. Porque justo después de decir "the love we share" y resonar el último redoble, esa sensación y ese recuerdo, que ha llegado a su climax, comienza a empequeñecer hasta convertirse en otra piedrecita preciosa de nuestros recuerdos. Gracias!! 

Seguramente ahora me encuentro así porque, de un modo u otro, he de pagar el peaje. Y las monedas son mis amigas las pesadillas y mi compañero, el consecuente insomnio... no digo más...

Kang.

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