Mi vida ahora es otra, ahora es mejor. Con él todo es mejor. Ya soy consciente de la importancia del tiempo, por encima del dinero, de la salud incluso. El tiempo es felicidad, y el tiempo con él es más felicidad si cabe.
La filosofía ahora también forma parte de mi tiempo, y ahora la disfruto mucho más. La siento más cerca, puedo explorar y ver realmente que lo que escribía hace unos años aquí mismo, de repente, se ha convertido en verdad revelada. Que unos pensamientos inconexos acaban por encontrarse en un terreno metafísico, donde parece ser que todo vale. No me siento mejor que antes, me siento más reflexivo, más incitado y emocionado por llegar a más. Por descubrir lo que hay detrás de todo y más allá. Por ser un alma humilde en el conocimiento y valiente en la búsqueda.
Siempre acabo llevando el discurso al mismo sitio, o mejor dicho, al mismo momento: el tiempo. El de ahora, el de antes y el que vendrá. Vamos conviviendo con personas y cosas que ocupan el tiempo que antes ocupaban otra distintas. Y aunque nos inunde la nostalgia, sustituimos unos por otros y ya está. El progreso, en todos los sentidos de mi vida, también es aplicable a las personas que quiero o he querido. Porque, ¿cómo le dice uno a un amigo o amiga que quiere dejar de serlo? ¿cómo se “rompe” con un amigo o amiga? No hay, sin duda, una convención social para eso. Nos toca sufrir, pero eso ya lo sabíamos cuando llegamos a este mundo.
Y la música. Todo se puede decir con música y punto. No me cansaré nunca, hasta el último dia me acompañarás, y hasta el último día me habrás ayudado a entender la realidad que he creado a mi alrededor, la que fluye de mi razón y mis sentidos. La que es mía y solo mía. Creada a mi antojo, con mis egoísmos y narcisismos. Con mis miserias y mis grandezas. Con la belleza como única vía para encontrar la verdad, mi verdad.
Escuchad y flipad un rato, por favor: https://open.spotify.com/track/61pIuMpkS687obAZ4jk6yJ?si=8Fb7ammlQuCb2x68Mxl_nQ
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