Hace ya más de tres años y medio que no escribía nada en mi blog. La inmediatez, la urgencia de Twitter me llevó a preferirlo antes que retorcerme los sesos para escribir unos cuantos párrafos a veces sin sentido, a veces con todo el sentido.
Sigo durmiendo regular, eso está claro. Ahora, además, se han unido más circunstancias que hacen que ese sueño siga siendo tan poco fructífero. Mis niños no tienen la culpa, ellos son la razón de ser como soy. Y no duermo mal por ellos, sino por razones que ya he compartido de sobra.
Mi madre ya no está y con eso no puedo lidiar de ninguna de las formas. Lo de dormir mal se sobrelleva, sobre todo haciendo deporte. Lo de ella no hay mente que lo pueda soportar. Venirme aquí (a su casa) durante bastantes días ya, me alivia poco a poco, muy poco a poco, pero es algo. Y me he venido porque así estoy mejor... apenas toco sus cosas. El fin de semana pasado fui capaz de deshacer su cama, que seguía con las mismas sábanas y mantas de invierno que tenía puestas antes de irse al hospital para no volver más. Lo lavé todo y lo ordené. Pero todavía hay muchos recuerdos por medio. Soy incapaz de abrir la caja con los albumes de fotos...
Me he venido aquí, solo, porque se han derrumbado muchas cosas en mi vida. Ha tenido que irse ella para darme cuenta que quiero vivir de otro modo, no sé de cual, pero de otro distinto. Sé también que lo estoy haciendo mal, y no me justifico, solo espero aprender de todo esto.
Solo puedo decir que siento mal, y que, en todo este tiempo, muy poca, poquísima gente me ha hecho sentirme bien. No estoy demonizando a nadie, no quiero. Bueno, un rato sí lo hago, pero luego recapacito.. tengo 46 años, no 12. También pienso, cuando las circunstancias han sido al revés, si yo he sido capaz de estar ahí para mi gente... alguna vez lo he hecho, pero otras no... Cada vez tengo más claro la importancia de sentarte a escuchar a los demás, no sabéis cuanto, cuantísimo ayuda eso.
Para los que me escucharon, un abrazo y un beso 💙